martes, 2 de octubre de 2007

EL PODER


Somos seres poderosos. Puede que no lo admitamos porque tal vez hemos entregado el control de nuestro poder a otras personas. Sin embargo, tenemos que recordar que cada uno de nosotros es el único pensador en su mente. Los demás pueden decirnos lo que quieran, pero somos nosotros lo que tomamos la decisión de aceptarlo o rechazarlo. Nuestro poder reside en nuestros pensamientos, porque nuestros pensamientos son creativos.
Entregamos nuestro poder a causa de la culpa, porque somos incapaces de decir “no”, siempre deseando complacer a los demás para que nos quieran. Tal vez estamos viviendo nuestra vida para nuestros padres, para nuestro amante o cónyuge, para nuestro médico, nuestros amigos, nuestro jefe, incluso para nuestra iglesia. Es otra manera de decir: “No valgo lo suficiente”, y esto crea odio hacia uno mismo y negación.
Generalmente cuando estamos enfermos cedemos nuestro poder a los médicos, como si la “D” de doctor fuera la “D” de Dios. A una persona sin poder le resulta muy difícil curarse a sí misma. Es mucho más probable que se llegue a la curación cuando hay un trabajo de equipo. Tú eliges al médico para que te ayude a ponerte bien. Juntos toman las decisiones. De esta forma, infuyes poderosamente en tu propio proceso curativo.
Al cambiar nuestras prioridades mentales, recuperamos nuestro poder. Comprendemos que también somos importantes y que no podemos vivir sólo para satisfacer a los demás. No vinimos a este planeta a negarnos a nosotros mismos. Vinimos para compartir nuestra unicidad, nuestra forma de ser única y especial. Nadie puede vivir la vida de la forma absolutamente particular en que nosotros lo hacemos. Tenemos nuestros propios talentos y capacidades, y estamos aquí para emplearlos en bien de nuestro mundo. Nos será útil esta afirmación: “Acepto mi poder y ahora dejo que mi ser único se exprese de formas profundamente satisfactorias”.
No es egoísta decir “Yo primero” porque eso es cuidar de uno mismo. Es elegir lo que es curativo para uno mismo. Es un acto de amor hacia uno mismo. He notado que las mujeres que sufren cáncer de mama, generalmente han estado cediendo su poder durante años. Los pechos suelen representar el sustento y estas mujeres han estado sustentando a todo el mundo, excepto a ellas mismas. Son grandes donantes y se olvidan de procurarse a sí mismas lo que necesitan. Esta actitud se ha convertido en una costumbre para ellas hasta tal punto que los demás no esperan que tomen otra. Es un gran paso para estas mujeres decir: “No”. Cuando dicen: “No, ahora me toca a mí”, están recobrando su poder y contribuyendo a su salud.
Comprender el propio poder, y emplearlo para curarse uno mismo y para contribuir a la salud de los demás, es un primer paso hacia la futura salud del planeta. Todos somos capaces de aportar amor y salud y mediante esta aportación curamos nuestra vida.


TRATAMIENTO

Hoy es un precioso día sobre la Tierra
Y vamos a vivirlo con alegría.
En este mundo de cambios,
Elijo ser flexible en todos los aspectos.
Me dispongo a cambiar mis creencias
y a cambiarme a mí
para mejorar la calidad de mi vida y de mi mundo.
Mi cuerpo me ama a pesar de cómo haya podido tratarlo.
Mi cuerpo se comunica conmigo
Y yo ahora escucho sus mensajes
Me abro para recibir el mensaje.
Hago las correcciones necesarias,
prestando atención a mi cuerpo
y dándole lo que necesita a todos los niveles,
para conseguir una salud óptima.
Recurro a una fuerza interior que está a mi disposición
siempre que la necesito.
Somos uno con el Padre que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo,
y todo esá bien en nuestro mundo.


(Tomado del Libro “Amar sin condiciones” de Louise L. Hay)

(Próxima Entrada: “Cómo amarse a uno mísmo”, de la misma autora)





Conozca Costa Rica

No hay comentarios: