jueves, 4 de octubre de 2007
Diez pasos para amarse a uno mismo
Publicado por Consuelo Quesada Mayorga en 9:01 2 comentarios
Etiquetas: 10 PASOS PARA AMARSE A UNO MISMO
miércoles, 3 de octubre de 2007
CÓMO AMARSE A UNO MISMO
- los hombres
- la escasez
- las mujeres
- la prosperidad
- el amor
- el envejecimiento
- el sexo
- el trabajo
- la salud
- el éxito
- tu cuerpo
- Dios
Es sorprendente cuántas de nuestras creencias se formaron alrededor de los cinco años de edad. Ciertamente no todas son adecuadas para vivir nuestra vida actual, de modo que resulta muy útil hacer una limpieza mental periódica. Como todas las creencias son el fruto de una opción, ahora podemos elegir aquellas que nos apoyen y nos sustenten al máximo.
3. Nuestros pensamientos son creativos. Esta es la ley de la naturaleza más importante que necesitamos conocer. Un pensamiento aislado no tiene mayor importancia, pero los pensamientos son como las gotas de agua: se acumulan. Si seguimos pensando los mismos pensamientos durante mucho tiempo, se convierten en charcos, lagunas, lagos u océanos. Si son positivos, podemos flotar por los océanos de la vida. Si son negativos, podemos ahogarnos en un mar de negatividad y desesperación. ¿Cuál es tu actitud normal cuando te despiertas por la mañana? ¿Es una actitud de pesimismo y tristeza? Entonces esa será la chase de día que te espera. ¿Es una actitud de esperanza, amor y fe? Esa será la nota dominante de tu día, una atmósfera que te aportará todo lo que necesitas. Siéntate tranquilamente durante unos momentos: fíjate en el curso de tus pensamientos. ¿Realmente deseas tener el tipo de vida que te producirán estos pensamientos? Comienza a elegir conscientemente pensamientos que te ofrezcan sustento y apoyo
4. Somos dignos de que nos amen. Todos. Tú y yo. No tenemos que merecer el amor. No tenemos que ganarnos el derecho a respirar; respiramos porque existimos. Somos dignos de recibir amor porque existimos. Tenemos que saber eso y convertirlo en realidad en nuestra vida. También somos dignos de nuestro propio amor. No permitas que las opiniones negativas de tus padres ni los prejuicios de moda en la sociedad oscurezcan tu luz. La realidad de tu ser es que eres una persona capaz de amar y digna de ser amada. Sin embargo, es preciso que aceptes este concepto para que sea verdadero en tu vida. Recuerda: tus pensamientos crean tu realidad. Lo que los demás piensen o digan no tiene nada que ver con tu autovaloración. Dí ahora mismo: "Soy una persona digna de amor".
5. La autoaprobación y la autoaceptación son la clave de los cambios positivos. Cuando estamos enfadados con nosotros mismos, cuando juzgamos y criticamos todo lo que hacemos, cuando nos insultamos, estamos emitiendo vibraciones muy negativas, y entonces nuestra vida no funciona. Se trata simplemente de una antigua costumbre y no se fundamenta en la verdad. ¿Cómo podemos esperar que los demás nos amen y nos acepten si nosotros mismos no nos amamos ni nos aceptamos? "Me amo y me acepto exactamente tal como soy". Este pensamiento es muy poderoso y te ayudará a crear un mundo más feliz.
6. Podemos librarnos del pasado y perdonar a todo el mundo. El pasado sólo existe en nuestra mente. Aferrarnos a viejas heridas es castigarnos ahora por algo que otra persona hizo hace mucho tiempo. Eso no tiene ningún sentido. Demasiado a menudo nos encerramos a nosotros mismos en una cárcel de engreído resentimiento, y esa es una terrible forma de vivir. Puedes liberarte. Perdonar no significa aprobar el mal comportamiento; significa dejar de estar "atascados" en una situación, liberarnos de ella con el fin de no recrear una experiencia similar. Todos nos comportamos de la mejor manera que podemos en cada momento, con el entendimiento, la conciencia y el conocimiento que tenemos. Abandonar el resentimiento y reemplazarlo por comprensión es liberarnos. El perdón es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos.
7. El perdón abre la puerta al amor. El amor es el objetivo. El amor incondicional. ¿Cómo llegar a él? A través de la puerta del perdón. El perdón es como las muchas capas de la cebolla: conviene comenzar por las cosas que nos resulta más fácil perdonar, y avanzar poco a poco hacia las heridas más importantes a medida que vamos adquiriendo más práctica y vamos confiando cada vez más en el proceso. Saquemos las capas de las heridas una a una, hasta llegar a un nivel más profundo de comprensión. Allí encontraremos el amor esperándonos. El perdón y el amor van tomados de la mano.
8. El amor es la fuerza curativa más poderosa que existe. El mayor estímulo de nuestro sistema inmunitario es el amor por nosotros mismos. No podemos curarnos ni alcanzar la plenitud en una atmósfera de odio. A medida que aprendemosa amarnos nos hacemos poderosos. El amor nos hace abandonar el papel de víctima para adquirir el de ganador. El hecho de amarnos a nosotros mismos atrae a nuestra vida la ayuda que necesitamos en nuestro camino de curación . La personas que se sienten bien consigo mismos son naturalmente atractivas para los demás.
9. Basta con estar dispuesto. No es preciso esperar a saber "Cómo" hacer todas estas cosas. Lo único que necesitamos es querer hacerlas, estar dispuestos. Nuestros pensamientos son creativos. Pensar: "Quiero dejar de emitir juicios, o aprender a perdonar, a amarme tal como soy" es introducir un pensamiento en el Universo. A medida que uno repite el pensamiento, éste activa la ley de atracción y uno descubre a su alrededor caminos para llegar a conseguir exactamente eso. Estemos pues, dispuestos a llevar una vida feliz.
Una vez que tengas claros todos estos conceptos, leerás los diez pasos para amarse a uno mismo.
(Tomado de: Amar sin Condiciones de Louise L. Hay)
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Etiquetas: AMARSE A UNO MISMO
martes, 2 de octubre de 2007
EL PODER
Somos seres poderosos. Puede que no lo admitamos porque tal vez hemos entregado el control de nuestro poder a otras personas. Sin embargo, tenemos que recordar que cada uno de nosotros es el único pensador en su mente. Los demás pueden decirnos lo que quieran, pero somos nosotros lo que tomamos la decisión de aceptarlo o rechazarlo. Nuestro poder reside en nuestros pensamientos, porque nuestros pensamientos son creativos.
Entregamos nuestro poder a causa de la culpa, porque somos incapaces de decir “no”, siempre deseando complacer a los demás para que nos quieran. Tal vez estamos viviendo nuestra vida para nuestros padres, para nuestro amante o cónyuge, para nuestro médico, nuestros amigos, nuestro jefe, incluso para nuestra iglesia. Es otra manera de decir: “No valgo lo suficiente”, y esto crea odio hacia uno mismo y negación.
Generalmente cuando estamos enfermos cedemos nuestro poder a los médicos, como si la “D” de doctor fuera la “D” de Dios. A una persona sin poder le resulta muy difícil curarse a sí misma. Es mucho más probable que se llegue a la curación cuando hay un trabajo de equipo. Tú eliges al médico para que te ayude a ponerte bien. Juntos toman las decisiones. De esta forma, infuyes poderosamente en tu propio proceso curativo.
Al cambiar nuestras prioridades mentales, recuperamos nuestro poder. Comprendemos que también somos importantes y que no podemos vivir sólo para satisfacer a los demás. No vinimos a este planeta a negarnos a nosotros mismos. Vinimos para compartir nuestra unicidad, nuestra forma de ser única y especial. Nadie puede vivir la vida de la forma absolutamente particular en que nosotros lo hacemos. Tenemos nuestros propios talentos y capacidades, y estamos aquí para emplearlos en bien de nuestro mundo. Nos será útil esta afirmación: “Acepto mi poder y ahora dejo que mi ser único se exprese de formas profundamente satisfactorias”.
No es egoísta decir “Yo primero” porque eso es cuidar de uno mismo. Es elegir lo que es curativo para uno mismo. Es un acto de amor hacia uno mismo. He notado que las mujeres que sufren cáncer de mama, generalmente han estado cediendo su poder durante años. Los pechos suelen representar el sustento y estas mujeres han estado sustentando a todo el mundo, excepto a ellas mismas. Son grandes donantes y se olvidan de procurarse a sí mismas lo que necesitan. Esta actitud se ha convertido en una costumbre para ellas hasta tal punto que los demás no esperan que tomen otra. Es un gran paso para estas mujeres decir: “No”. Cuando dicen: “No, ahora me toca a mí”, están recobrando su poder y contribuyendo a su salud.
Comprender el propio poder, y emplearlo para curarse uno mismo y para contribuir a la salud de los demás, es un primer paso hacia la futura salud del planeta. Todos somos capaces de aportar amor y salud y mediante esta aportación curamos nuestra vida.
TRATAMIENTO
Hoy es un precioso día sobre la Tierra
Y vamos a vivirlo con alegría.
En este mundo de cambios,
Elijo ser flexible en todos los aspectos.
Me dispongo a cambiar mis creencias
y a cambiarme a mí
para mejorar la calidad de mi vida y de mi mundo.
Mi cuerpo me ama a pesar de cómo haya podido tratarlo.
Mi cuerpo se comunica conmigo
Y yo ahora escucho sus mensajes
Me abro para recibir el mensaje.
Hago las correcciones necesarias,
prestando atención a mi cuerpo
y dándole lo que necesita a todos los niveles,
para conseguir una salud óptima.
Recurro a una fuerza interior que está a mi disposición
siempre que la necesito.
Somos uno con el Padre que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo,
y todo esá bien en nuestro mundo.
(Tomado del Libro “Amar sin condiciones” de Louise L. Hay)
(Próxima Entrada: “Cómo amarse a uno mísmo”, de la misma autora)
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Etiquetas: TU PROPIO PODER
domingo, 30 de septiembre de 2007
Codependencia
Si una persona se deja afectar demasiado por un alcohólico, jugador o comedor compulsivo, fanático del trabajo, fanático del sexo, criminal, un adolescente en rebelión, un padre neurótico, o cualquier combinación de los anteriores, probablemente, llegue a comportarse como una persona codependiente.
La mayoría de las personas codependientes está obsesionada con otras personas. Con precisión y detalle, puede recitar la lista de actos y transgresiones de los adictos, lo que piensan, lo que hacen y lo que dicen.
Sin embargo, es necesario hacer una aclaración: el ser humano necesita depender de otros... de una manera sana en el tanto se brinde un desarrollo mutuo, se complementen y se maximicen las potencialidades humanas. Esto se define como interdependencia.
No se sabe con exactitud cómo se introdujo el término “codependencia” en el campo de las ciencias sociales, aunque sí existe la certeza de que fue en 1979 que se inició su uso a causa de las personas que vivían de forma cercana con un alcohólico.
Proviene de “co” (con, necesario) y “dependiente” (adicción, esclavitud), o sea, es la persona necesaria para que la esclavitud funcione.
La definición obvia de “codependencia” es “ser compañero en una dependencia”. Son, según el especialista en codependencia Earnie Larsen, “esas conductas aprendidas, autoderrotantes, o defectos de carácter que producen una disminución en la capacidad de iniciar o de participar en relaciones amorosas”.
O, como diría Robert Subby (1), “es un estado emocional, psicológico y conductual que se desarrolla como resultado de que un individuo haya estado expuesto prolongadamente a, y haya practicado una serie de reglas opresivas, reglas que previenen la abierta expresión de sentimientos al igual que la discusión abierta de problemas personales e interpersonales”.
“Cuando, en la vida actuamos en proporción a los estímulos recibidos, somos dependientes porque en vez de que nosotros dirijamos y decidamos en la vida, estamos condicionados por la conducta o actitud de otro, lo cual se torna muy peligroso cuando ese otro ha disfrazado su egoísmo, paternalismo, protección o ayuda” (2). Y se añade: “Lo peor es cuando se depende de otro que, a la vez, depende de nosotros mismos”.
Melody Beattie dijo: “Los codependientes son aquellos que permiten que su vida se vea afectada por la conducta de otra persona y están obsesionados tratando de controlar esa conducta” (3). La escritora fue allá al descubrir que las personas codependientes no finalizan su “sufrimiento” cuando la persona de la que dependen queda restaurada o se separan de ella, pues, continúan desarrollando relaciones con personas problemáticas.
Los codependientes se comportan “sobriamente”, porque pasaron por lo que pasaron estando sobrios, es decir, no actúan bajo los efectos de ningún estimulante ni tienen adicciones como las que poseen los que conviven con ellos.
Un denominador común son las reglas tácitas, no escritas, que, por lo general, se desarrollan en el núcleo familiar y marcan la pauta para este tipo de relaciones. Estas reglas prohíben la discusión acerca de los problemas; la expresión abierta de sentimientos; la comunión honesta y directa; expectativas realistas tales como ser humano, vulnerable o imperfecto; etc.
La codependencia es un proceso de reacción. Los codependientes son reaccionarios. Reaccionan en exceso, reaccionan demasiado poco, pero, rara vez, actúan. Reaccionan a los problemas, las vidas, los dolores y las conductas de otros.
Tenemos que partir de que un codependiente es una persona que necesita un encuentro consigo misma. Un encuentro concienzudo, sincero y valiente para reconocerse como codependiente, sin pretextos y sin echarle la culpa a los demás. Es un problema personal. Puede ser el dominante o el dominado. En ambos casos es una persona codependiente. Puede estar del lado que gobierna como puede estar en el lado gobernado. Aún así, es codependiente. Por eso en una persona codependiente puede darse hostilidad, son controladoras, manipuladoras, indirectas, productoras de sentimientos de culpa y tienen dificultades comunicativas. Esa persona es definido hacia el lado que gobierna. Pero estando en ese lado de una relación, bien puede también pasarse al otro lado, al dominado, ya sea en esa misma relación o en otra relación.
Como siempre, necesitan saber que están en control, no pueden disfrutar espontáneamente.
Le tienen miedo a su propia ira y al abandono (por ello, cuidan a alguien que los necesita y que no los abandonaría). Un día, pueden amar al otro, pero al siguiente, odiarlo. Se llega al punto de bloquear los sentimientos –por lo que podrían convertirse en agresores-.
Tiene una dependencia de los demás: de sus estados de ánimo, conducta, enfermedades, bienestar y amor.En síntesis, las personas codependientes “no se toman en serio a sí mismas” y no logran establecer relaciones sanas con otras personas.
Melody Beattie añade a sus estudios(4):
Los codependientes no están locos, sólo son codependientes.
La codependencia “cobra vida propia” una vez que se ha asentado.
Para “deshacerse” de la codependencia es necesario que la persona haga algo, no importa de quién sea la culpa. La codependencia se convierte en un problema personal y por lo tanto, es responsabilidad de cada quien resolver sus problemas.
Codependencia Anónima
Los Codependientes Anónimos “manejan” una lista de características propias, según publican en sus distintos folletos:
Asumimos la responsabilidad por los sentimientos y las conductas de otros.
Tenemos dificultad de identificar sentimientos: ¿Estoy enojado?, ¿triste?, ¿solitario?, ¿feliz?
No podemos expresar los sentimientos: me siento, feliz, triste, lastimado, etc.
Tenemos miedo de cómo los demás van a responder a nuestros sentimientos.
Tenemos dificultades en formar y mantener relaciones cercanas.
Tenemos miedo de ser rechazados o lastimados por otros.
Somos perfeccionistas y abrigamos demasiadas expectativas de nosotros y de los demás.
Tenemos dificultad para tomar decisiones.
Tendemos a minimizar, alterar o negar la verdad de cómo nos sentimos.
Las acciones y actitudes de otros determinan nuestras reacciones y respuestas.
Tendemos a poner las necesidades y deseos de otros antes que los nuestros.
Nuestro miedo a la ira de otros determina lo que decimos o hacemos.
Nos cuestionamos o ignoramos nuestros valores para relacionarnos mejor con otras personas significativas. Valoramos sus opiniones más que las nuestras.
Nuestra autoestima se rige por la influencia de otros. No reconocemos cosas buenas acerca de nosotros.
Nuestra serenidad y atención mental están determinadas por los sentimientos y conductas de otros.
Juzgamos muy duramente lo que hacemos, pensamos y decimos según los estándares de otros.
No creemos que ser vulnerables y pedir ayuda sea normal y esté bien.
No sabemos que está bien hablar de los problemas fuera de la familia; que los sentimientos son sólo eso y que es mejor compartirlos que negarlos, minimizarlos o justificarlos.
Somos muy leales, aún cuando la lealtad sea injustificada y, a veces, hasta pueda dañarnos.
Necesitamos ser necesitados para podernos relacionar con los demás.
Sin embargo, el mayor anhelo de las personas codependientes es que haya un cambio.
LA CODEPENDENCIA COMO UNA ENFERMEDAD
Las vidas de las personas codependientes giran, enfermizamente, alrededor de otras personas, al punto de que se olvidan de sus propias necesidades para vivir por los demás. Se llega al punto en que el codependiente no sabe dónde termina él y comienza el otro.
Sin embargo, este supuesto “deber” no es realizado como se narra en las historias de mártires o santos: de forma devota y paciente, sino, más bien, las personas codependientes empiezan a acumular enojo, enojo que, más tarde, no se puede esconder y está presente en todo momento y circunstancia –aunque, en principio, la persona quiera parecer como “buena”-.
Es más, difícilmente se ve a los codependientes como si padecieran de alguna enfermedad, pues se les cataloga, simplemente, como “víctimas” de inválidos, adictos, alcohólicos, drogadictos o neuróticos. No se dan cuenta de que el establecer relaciones con personas problemáticas es factor común en sus vidas.
La especialista Phyllis Orzin aseguró, en una conferencia sobre el tema hace unos diez años, que la “codependencia es una enfermedad crónica, esto es, puede causar la muerte”. Y agrega: “Esta enfermedad lleva, a medida que avanza, a una incapacidad de juicio cada vez mayor, a una ceguera que nos impide ver la realidad, a una confusión mental y emocional que nos hace dudar de nuestras percepciones y de nuestros sentimientos, hasta el punto de la depresión, en la que los medicamentos no funcionan”. Sin embargo, esta enfermedad es adquirida, y como tal, se pueden cambiar las conductas para dejar de padecerla.
Algunos especialistas diagnostican esta enfermedad como un trastorno de la personalidad por dependencia o como un trastorno compulsivo de la personalidad.
El doctor Timen Cermak ha establecido un criterio de diagnóstico(5). Según él, se establece que los codependientes:
Ponen en riesgo su autoestima tratando de controlar a otros y a sí mismo frente a consecuencias adversas serias.
Toman la responsabilidad de satisfacer las necesidades de otros, sin tomar en cuenta las propias.
Presentan una ansiedad y una distorsión de los linderos entre la intimidad y la separación.
Se involucran en relaciones con personas que tienen trastornos de personalidad y que, en ocasiones, son químicamente dependientes; con otros que, a su vez, son codependientes; o con individuos con trastornos de sus impulsos.
Presentan algunos de los siguientes síntomas:
Excesiva negación
Contención de las emociones (con o sin explosiones dramáticas)
Depresión
Exceso en “estar alerta”
Compulsiones
Ansiedad
Abuso de sustancias
Han sido (o son) víctimas del abuso físico o sexual
Enfermedades relacionadas con el estrés
Han permanecido en una relación primaria con un dependiente al menos dos años, sin buscar ayuda externa.
CÓMO SE DESARROLLA LA CODEPENDENCIA?
Desarrollo emocional del ser humano
Existen ciertas necesidades que el ser humano debe satisfacer para que logre desarrollarse como un individuo sano, ellas son:
Sobrevivencia y seguridad
Contacto con la piel
Atención
Imitación y repetición por parte de los padres
Tener una guía
Ser escuchado
Ser él mismo
Participación
Aceptación: ser tomado en serio, tolerancia a los sentimientos
respeto.
Oportunidad de llorar las pérdidas y de crecer
Apoyo
Lealtad y confianza
Sensación de haber logrado:; control, poder, creatividad
Trascendencia de lo ordinario
Sentirse bien respecto a ser hombre o mujer y disfrutar la
identidad sexual
Diversión
Libertad
Educación
Amor incondicional
Cuando estas necesidades no han sido satisfechas, el “niño interior” no crece ni madura y es, entonces, que el “niño interior” se trasforma en un “sí mismo codependiente o falso”: Se ajusta a los deseos y demandas de los demás.
Existen diferencias entre el “niño interior” y el “sí mismo falso”. El primero es generoso, auténtico, genuino, espontáneo, comunicativo, se acepta a sí mismo y a los demás, siente y expresa lo que siente, sabe divertirse, es confiado, es indulgente de manera sana con sí mismo, no pierde su vitalidad a pesar de los sufrimientos que viva.
El segundo es como una máscara que oculta envidia, criticidad, sentimientos de culpa hacia los otros, egoísmo, perfeccionismo; actúa como los demás quieren que actúe, es conformista, brinda amor condicionado, esconde sentimientos, “parece fuerte, pero no lo es”; siente que algo está mal, pero que eso es lo normal; generalmente, actúa para defenderse de las heridas y el rechazo.
Al negar los sentimientos, se desarrolla cierta tolerancia al dolor y al sufrimiento.
Mientras menor sea la satisfacción del niño, más pronto entra a funcionar el “sí mismo falso” en detrimento del “niño interior”.
Ambiente:
La codependencia se desarrolla en:
La familia disfuncional (en la que se da, entre otras cosas, poca comunicación, rigidez, manipulación, crisis de valores, relaciones dependientes, no se expresan los sentimientos, no se establecen reglas claras, hay envidia, aparecen enfermedades –psicosomáticas, entre otras-,etc.). En ella, el codependiente pudo haber actuado de varias formas: como facilitador, como héroe, como chivo expiatorio, como aislado, “de mascota”.
La escuela, la cual excluye sentimientos, en que podría destacarse un alumno, etc.
La iglesia, que reprime los sentimientos y pide perfección, “actuar por obras y ganar el cielo”. Conocer a Dios por lo que nos dicen y no por la experiencia propia.
La sociedad, la cual, mediante dichos populares, fomenta actitudes codependientes y asignan roles:
a. “Los hombres no lloran”
b. “Las niñas siempre deben ser muy atentas con los demás”
c. “Sólo hay un modo de hacer las cosas”
d. “No hables, pienses o sientas acerca del sexo, el dinero o los sentimientos”
e. “Trabaja primero y juega después”
f. “El hijo mayor debe ser ejemplo para los demás”
g. “Los hijos siempre obedecen a los padres”
h. “No le hables a nadie de tu familia”
i. “La ropa sucia se lava en casa”
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA CODEPENDENCIA?
Existen cinco formas manifiestas de codependencia en cuanto a relaciones interpersonales se refiere:
1. Rescate:
1. Actuar como el complaciente, el dador, el protector, el consejero, el salvador, el maestro.
2. Cree que lo hace por generosidad, pero, en realidad, lo hace porque necesita recibir amor. En realidad, desconoce sus propias necesidades y trata de suplir la de los otros.
3. Al final, tanto el rescatador como el rescatado terminan molestos, puesto que el rescatador actuó ignorando sus propias necesidades y el rescatado no está agradecido por la acción. De hecho, sólo existe una ayuda genuina en el tanto esta produce efectos positivos en ambas partes.
4. Sin embargo, muchas veces, lo que motiva el brindar ayuda no es el interés genuino, sino que existe, de por medio, la culpa, necesidad de ser reconocido o necesidad de ser necesitado.
5. El rescatador pudo formarse tanto en la infancia aparentemente feliz como en la traumática; en la primera, la persona casi no recibió atención o se le asignaron muchas responsabilidades; en la segunda, la persona pudo haber sido víctima de abuso sexual, abuso verbal, abuso físico o tuvo carencias emocionales.
Existen pasos básicos para salir de este problema (rescate) en particular(6):
1. Reconocer que no estamos haciendo bien las cosas
2. Tener deseos de cambiar y buscar la solución a la luz de Dios (reconocer que necesitamos ayuda)
3. Docilidad de hacer lo mejor para cambiar ambas partes y confianza en que todo saldrá bien
4. Escuchar los propios sentimientos
5. Identificar los deseos y necesidades
6. Aceptar si le hicimos daño a otros y pedir perdón
7. Aceptar el amor y el apoyo que los demás nos den (hablar con un buen amigo)
8. Practicar algún ejercicio
9. Escribir
10. Llorar
11. Hacer algún trabajo manual
2. Reacción
Es la típica persona que no sabe responder, sólo sabe reaccionar –como un hábito adquirido por respuestas constantes a las crisis-. Si no existe crisis, la crea, porque sólo sabe vivir así. No responde con inteligencia y voluntariamente, no controla los sentimientos, las emociones ni las expresiones. Los pensamientos, sentimientos y emociones están controladas por las personas que lo rodean; pierde el control y otros lo controlan.
“Cuando reaccionamos, perdemos el derecho a pensar, que es un don de Dios”(7).
La reacción es rápida, intensa; el motivo de ella es por lo que puede suceder, sucedió o está sucediendo.
Estas personas desproporcionan las cosas, creen estar siempre en lo correcto y lo justo y si otra persona no comparte su parecer, lo toman como una ofensa personal. Al estar atentos a las voces de los demás, pierden su propia libertad.
3. Victimario:
Es necesario darse cuenta de que no se puede ser víctima siempre.Hay que responsabilizarse por los propios comportamientos, en lugar de decir: “Tal persona me hizo enojar y por eso me obligó a decir o actuar de tal manera” (nadie obliga a nadie a nada, nadie es responsable de lo que yo haga o sienta, sólo yo).
Debe existir una honestidad emocional, para ello es necesario poder observar la forma en que hemos hecho las cosas y decidir dejar las reacciones.
4. Atadura
Otro punto importante son las ataduras que pueden unir a dos personas, haciéndolas esclavas una de la otra, pues no son libres ni son ellas mismas (atadura con una persona viva o incluso, que ya falleció). Las ataduras son culpas, traumas y resentimientos que, si no se “cortan”, no hay libertad.
5. Dependencia
Esto implica no ser uno mismo, sentirnos mal si la otra persona no nos da su aprobación, o si nuestro estado de ánimo depende del otro. Es tener altas expectativas respecto a los otros y vernos frustrados porque éstas no se cumplieron. Se da cuando la felicidad de los demás es más importante que la propia.
La sociedad prepara a las personas para las relaciones dependientes. Hacer lo que se espera que hagamos crea resentimiento, culpa, ansiedad. Mentimos o distorsionamos la verdad para que el otro no se enoje. A veces, pedimos que se nos retribuyan esos “favores”.
Se puede sentir un enojo intenso por la persona de la que se depende, aunque, “aparentemente”, parezca que no.
La intimidad se va anulando, el dependiente se torna solitario.
Las personas lo pueden manipular gracias a su baja autoestima y la necesidad obsesiva de aprobación -esto crea vulnerabilidad-.
Las personas dependientes no tienen libertas, entregan su vida a los demás. Se convierte en un estilo de vida.
Este aspecto de la codependencia tiene la característica de que la persona tiene miedo de sí misma y por eso reprime todo su ser interior.
Conoce los puntos débiles de los demás y se vale de ellos para controlar; conciente o inconcientemente, busca estar en ventaja respecto a los demás, provocando miedo o culpa en ellos.
Existen varias formas de controlar: con silencio, enfermedades, fuerza física, agresión verbal, amenaza de muerte, seducción, dinero, indiferencia, sobreprotección, gestos y miradas, expectativas, crítica, manipulación, hcer que la otra o las otras personas se sientan culpables, acusaciones encubiertas, (le digo a Pedro para que entienda Juan), indirectas (debido a una incapacidad para enfrentar realidades. La primera: yo estoy mal), represión, etc.
Una persona controladora vivió en su infancia un ambiente de tensión y angustia por el hecho de que las personas con las que convivía eran rígidas, controlaban y eran impredecibles. Más tarde, busca tener el control, hasta convertirse en una obsesión. Lo busca en la relación, lo busca en el trabajo.
Es necesario estar apercibido sobre los verdaderos sentimientos que se experimentan y tratar de dirigir y encausar las emociones, logrando un autocontrol.
PASOS IMPORTANTES PARA LA RECUPERACIÓN
Existen ciertos aspectos importantes a considerar para que las personas se recuperen de la codependencia(8):
Descubrir el sí mismo verdadero y brindarle lo que le faltó para que pueda crecer
Conocer y satisfacer las necesidades actuales
Reconocer y llorar las penas pasadas
Trabajar, paso a paso, cada uno de los aspectos de la propia vida, aceptando la realidad particular y deseando cambiar
Iniciar el proceso de sanidad interior, depositando todos los aspectos pasados causantes de la angustia actual, en manos del Señor, teniendo la certeza de que Él toma el control de ello y nos da de Su amor.
Pasos a seguir(9):
Ver el problema con objetividad
Reconocer la enfermedad y saberse parte del problema
Reconocer que no se puede hacer todo por sí mismo
Aceptar la ayuda de Dios (y de algún profesional si es posible)
Aceptar la necesidad del perdón
Escuchar los sentimientos
Aceptar la necesidad de abrirse
Buscar las raíces de las codependencia
Vivir el duelo de las pérdidas
Buscar sanidad interior
Aceptar al niño interior
Liberar las manifestaciones de la enfermedad, cambiando patrones
Ejercitar las virtudes cristianas
Satisfacer la necesidad de apoyo y seguimiento
Satisfacer la necesidad de equilibrio con relaciones sanas, diversión, buena alimentación, etc.
Dar gracias a Dios por los cambios
Centrar el pensamiento en Dios, no en nosotros mismos
Crecer y madurar como persona
Aceptarse a sí mismo como ser “único e irrepetible”
No estacionarse en lo hecho malo, sino, caminar en lo bueno que se puede hacer (no culparse a sí mismo)
No tratar de cambiar a los demás, sino, cambiar uno mismo.
PERSPECTIVA BÍBLICA:
Aunque en el principio de la creación el ser humano dependía de Dios para vivir en la caída, “no dependió del Dios que lo quería libre. Dependió de la serpiente que lo engañó”(10), y luego de esto, el ser humano empezó a depender uno del otro, no de Dios.
La dependencia a Dios es voluntaria y conlleva mejores consecuencias que depender de alguien semejante a nosotros, pues sabemos que Su voluntad trae bendición, como dice el libro de Romanos capítulo 8, versículo 28.
Visto desde afuera, parece que “codependencia” y vida al servicio del Señor es lo mismo. La diferencia radica en que, en el primero, la persona fue forzada a actuar así por las circunstancias, en el segundo, la persona hizo la libre elección de obedecer a Cristo. Los resultados de ambos son obvios: angustia por un lado, pero paz y gozo por el otro.
Existe una congruencia en la vida cristiana a partir de los Diez Mandamientos ya que el primero de ellos es amar a Dios sobre todas las cosas y el segundo se refiere a amar al prójimo como a uno mismo, en otras palabras, no se puede amar al prójimo de manera correcta si no nos amamos a nosotros mismos primero.
El hacer lo que dice Mateo 5:39 (dar la otra mejilla al que me ofendió) no quiere decir que exista el deber de iniciar, fomentar y continuar actitudes agresivas hacia uno mismo por parte de los demás (algunos interpretan que hay que amar tanto al ofensor que se debe consentir que se convierta en un agresor permanente).
Por lo general, las personas se imponen “sus propias cruces” (Mateo 16:24), en lugar de aceptar para sus propias vidas, el pasaje de Juan 8:36. Creen que cargar la cruz es aguantar todo lo que los demás les hagan –no importa si eso implica su propia destrucción-, y se olvidan de otros versículos claves como Juan 10:10 y I Corintios 13:5.
Actuar para ayudar a los otros es generoso, siempre y cuando sepamos que los demás tienen una dignidad humana dada por Dios y que, por ello, necesitan toda nuestra ayuda y sabiendo además que ya nosotros fuimos rescatados por Jesús en Su obra redentora y que el amor que surge en nosotros proviene del Espíritu Santo y que por eso es un amor sano y genuino.
Si sabemos que la ayuda brindada no producirá efectos positivos en ambas partes es necesario tener la sabiduría para entender que no se es la persona correcta para ayudar en esa situación y orar para que Dios envíe a alguien que sí puede ayudar de la manera apropiada. Es necesario actuar con intenciones puras y motivaciones claras.
Cuando nos presentemos delante del Señor. Ël nos va a preguntar qué hicimos con nuestra vida, y no qué hicieron los demás con nuestra vida, por ello es necesario madurar, dar fruto, ser uno mismo.
La única forma de que Dios pueda actuar en las personas codependientes es que estas se desprendan del objeto de su dependencia, esto es, que se responsabilicen por sí mismas y no por los demás, al tiempo que se le da a los demás la oportunidad de ser ellos mismos, que sean libres. Es el aceptar la realidad, es vivir un día a la vez, “es amar sin volvernos locos”. Es creer que Dios cuidará de mí... y de la otra persona.
Dios es el único que renueva las fuerzas y el único que puede rescatar a los demás.
Lo más importante es recordar lo que dice I Corintios 12, que es el reflejo fiel de lo que Dios quiere para el ser humano: una copartición positiva.
REGLAS BÁSICAS DEL CUIDADO DE UNO MISMO(11)
Desapego:
El apego provoca un sentimiento que abruma, “una ansiedad que hace retorcerse y estrujarse las manos”.
Desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o de un problema con amor. Mental, emocional y, a veces, físicamente, nos desembarazamos de nuestro involucramiento insano (y, a menudo, doloroso) con la vida y responsabilidades de otra persona y de los problemas que no podemos resolver.
El desapego es una acción y un arte. Es un modo de vida.
No dejarse arrastrar por cualquier viento
Dada la característica reaccionaria de los individuos codependientes, hay que evitar reaccionar con ira, culpa, vergüenza, odio hacia sí mismo, preocupación, sentimientos heridos, gestos controladores, acciones solícitas, depresión, desesperación, furia, miedo y ansiedad.
Liberarse
Los codependientes son controladores. Controlan en nombre del amor. Controlan porque les da miedo no hacerlo.
Hay que liberarnos del control hacia los demás.
Apartar a la víctima
Las creencias cristianas funcionan perfectamente. La vida puede funcionar igual de bien. Lo que no funciona es el extremo de ello, el rescate.
Existen dos principios: rehusarse a rescatar y rehusarse a ser rescatado
La no-dependencia:
A veces, se depende de una persona para vivir a pesar de cómo sea esa persona, ya sea por temor a estar sola o por temor a no poder “cuidar” de sí misma sin la compañía de esa otra persona.
La dependencia excesiva de otra persona puede matar el amor. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas.
Pasos para salir de ella:
Terminar con los asuntos de nuestra niñez
Consentir y proteger a esa criatura asustada, vulnerable y necesitada que hay en nuestro interior
No buscar la felicidad en los demás
Se puede aprender a depender de uno mismo
Depender de Dios
Esforzarse por la no-dependencia
Vivir la propia vida:
“La manera más segura de volvernos locos es involucrarnos en los asuntos de otras personas, la manera más rápida de volvernos sanos y felices es atender nuestros propios asuntos”.
Tener un romance con uno mismo:
“No somos ciudadanos de segunda clase. No merecemos llevar vidas de segunda mano y ¡no merecemos relaciones de segunda! Somos adorables y vale la pena que nos conozcan. La gente que nos ama y a quienes les caemos bien no son estúpidos ni inferiores por hacerlo. Tenemos derecho a ser felices. Nos merecemos cosas buenas” (citando a Branden, Honoring the self)
Aprender el arte de la Autoaceptacion:
Aceptación no significa adaptación. No significa resignación ante el lamentable estado en que están las cosas. No significa aceptar o tolerar ningún tipo de abuso. Significa que reconocemos y aceptamos nuestras circunstancias, incluyéndonos a nosotros mismos y a las personas en nuestras vidas, tal y como somos nosotros y ellas.
Sentir los propios sentimientos:
Los sentimientos son indicadores, motivadores positivos, aunque también pueden engañarnos.
No asumir nuestros sentimientos, aislarnos emocionalmente y alejar esa parte de nosotros puede ser incómodo, poco sano y autodestructivo.
Derecho y capacidad de pensar:
Claves:
Pedirle a Dios nos ayude a pensar
Poner la mente en paz
Usar, pero no abusar de nuestra mente
Alimentar la mente con pensamientos sanos
Expandir la mente
No decir más cosas malas respecto a nosotros mismos
Fijar las metas propias:
Pasos:
Hacer de todo una meta
No limitarse
Escribir en un papel las metas
Entregar a Dios las metas
Hacer lo que se puede por el día de hoy
Fijar las metas en forma regular y como se requiera
Tachar las metas alcanzadas
Ser paciente
La comunicación:
Ser directo, claro, conciso, certero y ante todo sincero (ser asertivo). Decir lo que pensamos, en lugar de mentir a los demás y a nosotros mismos.
Si no se está de acuerdo con algo, decirlo. Si no se quiere algo, expresarlo. No implantarse “deberes” o “cargas” de otros cuando en realidad se quiere decir “no”.
Impedir ser adicto al drama y a los problemas:
Por extraño que parezca hay personas que son adictos al drama y los problemas: están tan acostumbrados a vivir en ellos que no encuentran la forma de vivir sin ellos.
Factores que se involucran:
Expectativas
Responsabilidad económica
Perdón
Límites y fronteras de las personas codependientes para que vivan más libremente
No permitiré a nadie que abuse de mi física o verbalmente
No creeré en mentiras ni las apoyaré a sabiendas
No permitiré en mi casa el consumo de productos químicos
No permitiré en mi casa la conducta criminal
No rescataré a la gente de las consecuencias de su abuso del alcohol ni de ninguna conducta irresponsable
No financiaré el alcoholismo de otra persona ni ninguna otra conducta irresponsable
No mentiré para protegerte a ti ni para protegerme a mí de tu alcoholismo (o adicción o problema)
No usaré mi casa como un centro de desintoxicación para alcohólicos en recuperación
Si tú quieres actuar como loco, es tu problema, pero no puedes hacerlo enfrente de mí. O te marchas o me voy
Puedes echar a perder tus diversiones, tu día, tu vida –eso es asunto tuyo- pero no dejaré que eches a perder mi diversión, mi día y mi vida
Además, debemos velar por nuestro estado físico, buscar ayuda profesional, tener más confianza –ser menos inseguros- y sobre todo, aprender a amar y vivir de nuevo.
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Etiquetas: Codependencia
domingo, 16 de septiembre de 2007
¿GATOS ADICTOS?
Por miles de años, el comportamiento de esta mascota ha despertado la curiosidad y fascinación del ser humano. Y en la actualidad, siguen conquistando los corazones de millones de hogares, con su gracia de movimientos, aires majestuoses e inteligencia felina. En recompensa a tanto embeleso, sus dueños suelen tratarlos con especiales cuidados. Por ejemplo, a la hora de la comida, lo "mejor" es siempre para el gatito. Sin embargo, se han realizado nuevos estudios, y estos han demostrado que los gatos tienen una personalidad altamente adictiva a ciertas comidas. Las mismas, al dárselas a diario, operan como excelentes "anzuelos" que aumentan su cuadro adictivo. Inclusive, su conducta compulsiva llega a ser tan fuerte, que un gato experto en este hábito puede, perfectamente, ser comparado con una persona adicta a las drogas, que ansía cada vez más su próxima dosis. Por eso no te extrañes si tu adorada mascota se declara en "huelga de hambre" si tan sólo le insinúas cambiar su plato favorito. Increíblemente, ella perferirá no comer, antes que probar el nuevo menú que le brindas.
Los especialistas afirman que los animales se convierten en adictos a ciertas sustancias químicas que contienen algunas clases de alimentos, de la misma forma que ciertas comidas envasadas y de escaso valor nutritivo se convierten en la "perdición" de la dieta humana. El proceso adictivo se instala fácilmente en el cuerpo del animal. Cada vez que el felino termina de comer su plato predilecto, recibe una señal sicológica de que "es muy bueno". A continuación, él siente un estado general de bienestar, que también se registra en su experiencia, a través de un proceso hormonal. Después, siente el deseo de que se repita, y es en ese momento que ha comenzado su adicción. Al repetir la experiencia, el proceso es reforzado y su alimentación se condiciona a este tipo de estímulos. ¿Te imaginas qué sería, si tu gato se volviera adicto al salmón ahumado, o a la crema de vainilla? Todos estos caprichos pueden convertirse en un error muy caro. No obstante, si descubres que tu animalito está en la "lista negra" de los adictos, eso tiene solución. El secreto reside en cambiarle su menú, y no dejar que con sus tiernas expresiones, sabotee el tratamiento. Después de unos días, su apetito mejorará y aceptará la comida que le ofrezcas.
Algunos datos sobre los gatitos o mininos:
- Sus antepasados más remotos vivieron hace 40 millones de años (creodóntidos)
- Los egipcios los cuidaban y protegían ya que los gatos auyentaban a las ratas para que no llegaran a los enormes depósitos de trigo que almacenaban. Incluyo llegaron a divinizarlo
- En Europa se le consideraba como un animal de lujo.
- Muchos piensan que es augurio de buena suerte ver a un gato negro en determinadas circunstancias, mientras que para otros es presagio funesto su aparición.
- Bien tratado, es cariñoso, acude espontáneamente a hacernos compañía. Es limpio y consciente de su propia limpieza.
- Tiene buena memoria para recordar el daño que recibe, sea de las personas o de las cosas. Esta memoria es una prueba de su inteligencia, superior a la de otros animales. Recuerda bien los lugares y tiene capacidad para expresar sus emociones, fruto este de un sistema nervioso muy perfeccionado.
- Manifiesta sonoiramente sus emociones y se han recogido más de 60 sonidos diferentes y cada uno con un significado específico.
- La vista, el oído y el gusto, son los sentidos más desarrollados del gato. Su retina es muy sensible a la luz y su pupila es muy flexible. Su retina puede absorber rayos de luz que no pueden ser percibidos por el ojo humano.
Publicado por Consuelo Quesada Mayorga en 10:13 0 comentarios
Etiquetas: Mascotas: Gatos adictos
COMO TENER UNAS PIERNAS FABULOSAS
Todas queremos tener unas piernas fabulosas, pero muchas veces pensamos que nacemos con las que nacemos y no podemos cambiarlas. Pues, quienes piensan de este modo, están equivocadas!
Publicado por Consuelo Quesada Mayorga en 6:21 0 comentarios
Etiquetas: Piernas fabulosas
jueves, 13 de septiembre de 2007
ALICIA, UNA CONTROLADORA
Publicado por Consuelo Quesada Mayorga en 16:52 2 comentarios
Etiquetas: Alicia, una controladora