jueves, 13 de septiembre de 2007

ALICIA, UNA CONTROLADORA

Alicia, una importante ejecutiva, cuenta del día en que fue acusada de ser controladora en una reunión. Una colega le pidió que recogiera a un cliente en el aeropuerto, por cierto una tarea bastante inconveniente para ella y que no quería hacer. Furiosa, pero sin demostrarlo, aceptó su tarea. Se sintió herida, atrapada y aparentemente a nadie de los demás les importó este sentimiento. Bajó la vista y dejó de participar en la reunión "mentalmente". De pronto el jefe la confrontó y le dijo: "Usted está tratando de controlar a todos en esta reunión", "no ha dicho nada pero ha querido tener la atención de todos con su actitud en estos últimos quince minutos". "Quiero decirle, de paso, que ya me tiene cansada ese comportamiento suyo cada vez que se le dice algo y con lo que usted no está de acuerdo. A Alicia le dio risa. Mas tarde reconoció que el jefe tenía razón. Continuó su superior: "Si hubiera usado toda esa energía y poder positivamente, hubiera aportado más en el resto de la reunión y otras". Se sonrió, pero también le dolió. ¿Controladora yo? Se sintió muy pequeña e inaceptada. Pero...también se preguntó: ¿Por qué me dio risa?
Ese incidente fue muy importante para Alicia. Pudo ver cómo el comportamiento de ella podía afectar a otros, aunque conscientemente no quería hacerlo así. No podía negar la acusación de que estaba enojada y por ello atrajo, con su actitud, la atención de los demás. En esta reunión descubrió que sí era controladora. Lo más importante, descubrió lo que se sentía cuando controlaba. No sabía que había estado controlando por mucho tiempo, pero lo que sí sabía es lo que sentía antes de hacerlo: "confusión de sentimientos entre pánico-enojo-herida que la paralizaban. Quería como salir corriendo, pero al mismo tiempo quería la atención de los demás, con una sensación de querer castigarlos a todos por haberla herido.
La necesidad de control:
Cuando nacemos en el ámbito de una unión disfuncional, ya que tienen generalmente un problema que no resuelven, y el cual no permite a todos de tener una comunicación efectiva, es cuando empezamos a sentirnos abandonados, nuestra estima baja pues el principal asunto a tratar en esa familia es ese problema irresuelto. Puede ser algún miembro alcohólico, o con alguna adicción. Estas adicciones pueden ser variadas: comida, religiosidad, juego, sexo, relaciones enfermizas. También se puede deber a abusos, maltratos, castigos muy fuertes, intimidación por parte de alguno de los padres, la cual puede ser con una simple mirada, palabras duras, uno de los padres demasiado exigente y el otro no, produciendo una fuerte tensión, machismo, gasto, trabajo, infidelidad por parte de alguno de los padres, enfermedad que obligue a una atención hacia esa persona, desatendiéndose los demás miembros, sobre todo a los pequeños. Cuando esto sucede, el pequeño se siente una sensación de abandono, de decepción, de que no es querido, ni estimado, miedo que a veces se convierte en terror, etc. Este cúmulo de sensaciones, queda muy guardado en la mente del niño, provocando en él una gestación de persona controladora, y debido a que en su infancia debe de usar muchos artilugios para ser notado en un ambiente de tensión, se convierte en una persona controladora sutil y manipuladora.
Para todas aquellas personas que crecieron en cualquier tipo de estos hogares disfuncionales, el control es muy importante en sus relaciones. Los miembros crecieron con el sentimiento de que las cosas estaban fuera de control, que las necesidades personales venían después de las de otros, que la vida se desarrollaba alrededor de lo impredescible (por ej.: cuando los padres se enojan hoy y mañana supuestamente han resuelto sus diferencias para volver a estar en mala relación por la semana siguiente). Esto causa gran inseguridad y tensión en situaciones que el niño o adolescente no puede resolver, escapan de su control, por lo que cuando puede, ejerce su control y manipulación, supuestamente para que esas cosas no le sucedan. Se quería confiar en aquella persona que se amaba, pero defraudaba, hería o los culpaban porque las cosas salían mal. Todos trataron de que las cosas no fueran peor, controlando a otros, arreglando o manipulando. Aprendieron todos a negar sus sentimientos y usar medios encubiertos para obtener de otros lo que necesitaban. De adultos les da miedo ser controlados o de perder el control. Inconscientemente tratan de controlar eventos y personas a su alrededor para sentirse seguros. Les cuesta sentirse cerca de las personas y de que otros se acerquen.
Incoscientemente la necesidad de estar en control es compulsiva. Generalmente no se dan cuenta de esta necesidad. No sabén cómo deshacerse de ella y se sorprenden cuando otros la señalan. Es razonable.
¿Qué debemos hacer? Bueno, en primer lugar, como Alicia, en determinado momento y por algún motivo (como el identificarse con algún ejemplo de este documento), nos daremos cuenta de que estamos cayendo en algunos de los síntomas de la persona controladora. Ese es el primer y más importante paso. Reconocer que estamos manipulando, reconocer que estamos controlando y buscar ayuda. La ayuda es parecida a la del adicto. Pero es sumamente importante. Por qué? Porque toda persona que se encuentre cerca de un controlador, no es feliz. Esposo(a), hijo(a), compañero de trabajo, amiga, etc. Estas personas estarán siempre bajo el dominio, control y manipulación inconsciente de la persona controladora. Ella querrá que su hogar se maneje exactamente como ella cree que se debe de manejar, querrá que su consorte haga las cosas tal y como ella piensa que es la forma correcta y si algo en todo su entorno sobre el cual ejerce su control, sale mal, ella culpará a los demás, en este caso, a su consorte. Los hace sentirse mal, los desestima, los rebaja, los avergüenza. Esto causa mucho dolor, sea la que sea la posición de la otra o de las otras personas. Generalmente, cuando algo se sale de su control, su comportamiento es de ira, irritación, dolor fuerte de cabeza, actitudes muchas veces encubiertas (recuerde que es manipuladora) y no enfrenta el problema directamente, sino que hace que las personas se sientan culpables, incluso que le pidan disculpas, para evitar el enojo y así no se sienta mal. Todo esto es disfuncional. Esto, a la persona controladora la satisface, pero no al acompañante quien sufre las consecuencias de algo que no hizo o que no provocó. La persona controladora nunca está satisfecha. A la persona controladora nunca se le queda bien. Ella siempre encuentra un pero o una falla en todas las cosas de la vida y en todas las personas.
Lo que la persona controladora no mide es que poco a poco va desencadenando una situación igual o peor de la que vivió en su infancia. No mide que si es casada, el marido se cansará en algún momento de su vida y hasta podría dejar el hogar, mientras que ella seguirá pensando que otros son los culpables y no ella. Pero también será infeliz y seguirá buscando su Príncipe Azul y sufriendo de relaciones conflictivas.
Lo que la persona controladora no mide es que también va dañando a sus hijos, escribiendo desde ya su futuro, un futuro en el cual el hijo(a) debe de superarla en manipulación y control. Se va creando un hijo(a) que en su debido tiempo hará infelices igualmente a quienes le rodean, y convirtiéndolo en un ser solitario y decepcionado de la vida.
Afortunadamente el mal tiene cura. Se requiere mucha disposición, mucho deseo de cambiar. Se requiere de humildad para reconocer que se ha fallado, que ha dañado a otros, que su actitud ha sido prepotente e insensible. Empezar por reconocer sus fallas, pero también a reconocer que como ser humano, es muy valioso. Debido a su misma forma de ser, han logrado escalar en muchas formas, por lo que también deberán de reconocer sus logros...Pero sobre todo, reconocer que quienes la rodean valen mucho, se han sacrificado por mantener un orden o una relación, se han rebajado incluso en muchos momentos de su vida. Reconocer que quienes la rodean son personas sensibles, más que ella y que si siguen a su lado, es porque la aman.
De esta forma, dará hoy un primer paso y mañana otro y así, seguirá adelante aprendiendo a vivir, a compartir, a amar y a dejarse amar libremente, sin miedos, sin temores buscando alcanzar la plenitud y la paz. (volver al artículo: ¿Seré una persona controladora? o me están controlando?)

2 comentarios:

rubi dijo...

que buenos pode contar con esteespacio para las oersonas que por diferentes motivos no podes o tenesmos la manera de tener este tipo de asistencia medica

anahi dijo...

que buenoo que essista este espacio para que la gente que por diferentes motivos no recive la asistencia medica para tratarse los diversos tipos de padecimentos que a qui se tratan pero que por lo menos somos consientes de lo que podemos aser para tener una mejosr calidaed de vida